Queridísimo:
Tengo la certeza de que otra vez me estoy volviendo loca: noto que no podré aguantar otra de esas épocas horribles. Y esta vez no me repondré. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Por eso voy a hacer lo que parece la mejor solución. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que alguien puede ser. Creo que no ha habido dos personas más felices hasta que llegó esta enfermedad terrible. No puedo luchar más, sé que te estoy estropeando la vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Ya ves que ni siquiera acierto a escribir esto debidamente. No puedo leer. Quiero decir que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido conmigo de lo más paciente e increíblemente bueno. Quiero decir que… todo el mundo lo sabe. Si alguien hubiese podido salvarme, habrías sido tú. Lo he perdido todo menos la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinándote la vida. No creo que haya dos personas que hayan sido más felices que nosotros.

¿Podría realmente Leonard rehacer su vida junto a alguien después de haber vivido junto a «la mujer»?
Lo de estar un poco pirada… ¿no es algo totalmente normal últimamente?
Y, sobre todo, ¿por qué he escogido a ciertos personajes, siempre un poco desequilibrados y excéntricos, como «mis favoritos»?
No creo que haya una despedida más sentida. Simplemente, y perdonarme por este momento trágico, es que me encanta Virginia, y me encanta esta carta.
Tengo que leer a Virginia Wolf.
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