A menudo el principio del fin es muy sutil.
A menudo el principio del fin no es ni siquiera un principio.
A menudo el principio del fin no tiene un final siquiera.
A menudo el principio del fin es sólo una tontería.
A menudo el principio del fin es sólo un consuelo.
A menudo el principio del fin sucede varias veces.
Ya sé que intentar oponerme a que ciertos círculos se cierren no funciona, que empeñarse en causas perdidas de antemano sólo conduce al desánimo y la frustración. Es momento de liberarse y soltar las cargas, igual que los árboles están dejando que caigan sus hojas.